Salgo de casa, un pie delante del otro intentándose alcanzar con el infortunio de ir siempre desacompasados y en direcciones antagónicas marcan mi andar. Me dirijo al trabajo, mi nombre? no es algo relevante.
Son las 6:00, el inicio de otro día de trabajo rutinario y gris, trabajo, como, un café, dos cigarrillos, mas por vicio que por placer... maldita muerte viciosa. Vuelvo a trabajar, son las 16:45, quedan 15 minutos mas eternos que las siete horas que llevo trabajando, parece que el reloj sujete sus agujas con fuerza impidiendo su avance hacia la hora esperada, la de volver a casa. Por fin tocan los 5 "tongs" de aquel reloj viejo y sucio. Marcho deprisa hacia casa, en el coche suena la canción de siempre en la misma emisora de cada día. Aparco, quizás algo relevante y diferente es que he rayado el coche con una columna amarilla que ni he apreciado por el retrovisor; MIERDA!
Saco las llaves, tres concretamente, abro el buzón, facturas y mas facturas, nadie me ha escrito hoy ni ayer, la verdad es que no recuerdo cual fue la ultima carta que recibí escrita por alguien querido. Entro en casa, el perro aplatanado ni se digna a proyectar un mísero ladrido, ni una triste mirada, es un mueble mas en la casa que cada día uso como dormitorio. Veo la tele, nada interesante, enciendo la consola pero los juegos de hoy en día han perdido el carisma de aquellos maravillosos 2D... Me ducho, el agua cae goteando por mi frente, cada salpicadura recorre el mismo camino que ayer y que todos los días... CENO! Por dios, pereza me da cocinar... DUERMO! No se por qué, no tengo sueño, tan poco mal estar de enfermedad y mucho menos me siento cansado, pero duermo... y mañana; saldré a por otra dosis de rutina adulterada.
2/3/06
Replay
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