Primero debo repararme a mi mismo

Podría ponerme en plan pesimista, menospreciar la raza humana y soltar un discurso sobre lo inmoral que llega a ser esta especie, pero no me apetece. Podría escribir un texto aburrido y lleno de odio, lleno de resentimiento y al terminar creer que alguien ha abierto los ojos gracias a mi sabiuduria y me persuasion, pero seria un engaño ya que carezco de ambas cosas y no soy nadie para abrir la mente o cerrar el conocimiento de alguien. Siendo humilde tengo demasiadas cosas que mejorar como para lanzarme hacia algo tan grande y general como es el ser humano. Seguramente criticaría mil actos y actitudes de los cuales yo realizo 998. Por ello he decidido que no voy a criticar a la etnia a la cual pertenezco dentro de este inmenso terreno de variopintas razas y especies.

Puedo criticarme a mi, puedo decir que disfruto con el enfado y el enfrentamiento. Cuanto más se encienden los nervios de la persona con la cual hablo más me relajo yo. Es una paradoja sin sentido, quimérica, con una gran dosis de prepotencia e incluso salvajismo, pero no me gusta caer bien, quizás me gusta pero le doy poca importancia... Seguramente ese es el motivo por el cual mi nombre es un habitual en la lista de enemigos y un raro espécimen en las listas de amigos.

Me llamo Jose, un nombre muy común para un comportamiento muy común.